¿SABES QUE ES EL MARKETING CULTURAL?
El marketing cultural es la estrategia
de difusión de los proyectos culturales, y por lo tanto, es la contrapartida de
las comunicaciones de acciones culturales que realizan las
instituciones
con el propósito principal de generar imagen positiva en sus públicos.
Tradicionalmente
estas acciones se materializan en mecenazgos y patrocinios de apoyo a eventos
culturales, artísticos, educativos, deportivos, científicos.
El desafío
que se plantea es lograr un punto de contacto entre la decisión de empresas de
apoyar este tipo de actividades, y las necesidades de artistas y gestores
culturales de encontrar recursos que les permitan difundir su propuesta y hacerla
llegar a sus destinatarios.
El potencial
de crecimiento del marketing cultural va de la mano con la necesidad de
las empresas de encontrar nuevas formas de comunicarse y legitimar su acción
ante la sociedad en general.
La actividad
capitalista, en crisis frente a la opinión pública, necesita herramientas para vincularse
con sus públicos desde un espacio reconocido socialmente. En ese sentido, respetar
la identidad de un proyecto cultural es el requisito primordial para que la asociación
empresa-cultura sea exitosa, y nada tiene que ver esta herramienta con la imposición
de condiciones abusivas al patrocinado, sino todo lo contrario.
Si los
agentes económicos encuentran hoy que su continuidad en el mercado depende de su
accionar ético, el compromiso con la comunidad y la responsabilidad en los
negocios, un camino es suscribirse a proyectos culturales.
De esta manera no sólo muestran
interés social, sino que se asocian a los atributos simbólicos de la cultura y
llegan a los grupos que se interesan en la cultura.
Por lo
tanto, un análisis previo que debe hacer el emprendedor de la cultura, antes de
presentar sus ideas a una empresa es analizar los potenciales patrocinadores,
considerando los siguientes puntos:
·
Si realiza comunicación
por acciones culturales, y en qué campos.
·
Si la
identidad empresaria tiene alguna afinidad con los atributos simbólicos de la
actividad cultural en cuestión.
·
Si existe alguna
relación entre los públicos a los que alcanza el proyecto y aquellos a los que quiere
llegar la empresa (que no necesariamente son las audiencias masivas, sino a
veces son grupos de interés, gobierno, núcleos académicos, entre otros).
·
Si los
objetivos de comunicación de la empresa pueden ser comunicados a través del
proyecto.
El gestor no
debe olvidar que su proyecto aporta a la empresa auspiciante asociaciones simbólicas
positivas, y esas son las que tiene que destacar en su propuesta: ¿Para qué
le sirve a
una institución una estrategia de comunicación
por acciones culturales?
En nuestro
país no existen los estímulos financieros, beneficios fiscales, y restringir
los beneficios a los promocionales de difusión de la marca, es limitar la
posibilidad de que proyectos valiosos puedan ser apoyados por el simple hecho
de que no llegan al gran público. Por eso el gestor cultural debe realizar una
tarea pedagógica con los responsables de las decisiones de patrocinios en las empresas,
demostrándoles que aun los proyectos culturales más pequeños responden a claros
fines sociales y traen beneficios comunitarios.
Así la
institución no sólo estará ejerciendo su responsabilidad social, mostrándose
como un agente político capaz de suscribir ideas de la cultura (de claro valor
en sus relaciones con el gobierno), sino que humanizará su accionar económico, apoyando
la comunidad y sus iniciativas.
Prof. Adriana Amado Suárez, Directora
de la Carrera de Comunicación de la
UCES, Periodista y Docente.
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